Condenadas a cadena perpetua las asesinas del pequeño Lucio Dupuy

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Magdalena Espósito Valenti y Abigail Páez fueron sentenciadas a condena perpetua tras ser encontradas culpables de homicidio triplemente calificado.


 

Magdalena Espósito Valenti y a Abigail Páez, las dos mujeres pampeanas condenadas a prisión perpetua por el asesinato de Lucio Dupuy, pena impuesta por el Tribunal de Santa Rosa integrado por los jueces Alejandra Ongaro, Daniel Sáez Zamora y Andrés Olié, cumplirán su sentencia en el Complejo Penitenciario N° 1 de San Luis, donde ya se encuentran alojadas, y lo harán en celdas separadas.

Antes de la sentencia, la abogada defensora de Páez, Silvina Blanco, anticipó que “no hay motivos” para que trasladen a las condenadas a otro penal ni a otra provincia. “Seguramente van a seguir detenidas en San Luis, dado que en La Pampa no hay Servicio Penitenciario”, explicó Blanco, y agregó que la decisión “es en función de su capacidad de alojamiento y cumplimiento del resguardo dispuesto judicialmente para proteger sus integridades físicas”.

Magdalena Espósito Valenti, madre de Lucio, fue encontrada  “autora material y penalmente responsable del delito de homicidio triplemente calificado por el vínculo, alevosía y ensañamiento”. Por su parte, su pareja Abigail Páez, es culpable del mismo delito doblemente agravado sumando “el abuso sexual con acceso carnal por vía anal, ejecutado con un objeto fálico, agravado por tratarse de la guardadora y por haberse cometido contra un menor de 18 años de edad, aprovechando la situación de convivencia preexistente”.

Tanto Valenti como Páez aguardan la condena en San Luís, donde fueron duramente golpeadas por otras reclusas, razón por la que debieron ser aisladas. Los cargos bajo los cuales Valenti y Páez fueron encontradas culpables ya marcaban la senda a la reclusión perpetua por los agravantes contemplados.

Según confirmaron anticipadamente fuentes judiciales, las acusadas no presenciará la lectura de la sentencia, sino que serán informadas del fallo por medio de la defensa y de un secretario judicial. Durante la lectura del veredicto tampoco estuvieron presentes. “Lo vivieron como un día más. Ellas trabajan en la unidad. Están en la panadería y en el taller de cotillón. Tienen organizados sus días con esos trabajos”, contó Silvina Blanco.

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