Alberto Fernández, anunció este viernes que no se presentará a la reelección en los comicios del 22 de octubre. De esta manera, se resuelve una de las principales incógnitas de este año electoral.
Fernández hizo el anuncio de manera indirecta, mediante la difusión de un largo vídeo de casi ocho minutos de duración con imágenes de archivo y solo al final confirmó lo que la mayoría de analistas políticos ya vaticinaban: la renuncia a su derecho a postularse a un segundo mandato consecutivo, como tiene derecho.
“El próximo 10 de diciembre de 2023 es el día exacto en que cumplamos 40 años de democracia. Ese día entregaré la banda presidencial a quien haya sido legítimamente elegido en las urnas por el voto popular. Trabajaré fervientemente para que sea un compañero o una compañera de nuestro espacio político”, dice Fernández al final de un vídeo donde solo se escucha su voz.
El gobernante, que asumió el poder a finales del 2019 tras batir en las urnas al entonces presidente Mauricio Macri, lleva casi todo el mandato enfrentado a su propia vicepresidenta, la expresidenta Cristina Fernández.
La viuda del presidente Néstor Kirchner sigue siendo una de las líderes argentinas con mayor apoyo popular, aunque también es de las políticas con un rechazo más grande.
La única opción que tiene el peronismo para continuar en la Casa Rosada en el actual y explosivo contexto de crisis, con un 104% de inflación, es unirse en torno a un candidato de consenso, apoyado por el kirchnerismo y por los sectores más socialdemócratas y conservadores del Partido Justicialista.
En principio, la apuesta de Cristina Fernández pasa por el peronista conservador Sergio Massa, que en julio del año pasado asumió como Ministerio de Economía.
El anuncio de Alberto Fernández se produce en una nefasta semana para el peso argentino, que está acelerando su devaluación desde el lunes, y horas antes de que se reúna este viernes el Consejo Nacional del Partido Justicialista para definir su estrategia electoral cuando faltan solo dos meses para la presentación de las precandidaturas que concurrirán a las primarias de agosto, que son obligatorias para todas las formaciones políticas.
