“Viaje a la Luna”, expresión visual de una época

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Cuando se piensa en Viaje a la Luna, al instante nos asalta la idea mítica y original del cine primitivo como un arte cuyas “reglas” se establecieron en el mismísimo proceso de su producción. Esta película francesa fue estrenada en 1902, y representa una revolución de la época, dada su duración ( unos catorce minutos), pues los cortos que se producían a principios del siglo pasado solían ser de dos minutos.

Viaje a la Luna refleja sin ambiguedades la personalidad histriónica de su director Georges Méliès, cuyo pasado como actor de teatro e ilusionista influyó en la realización de la película. La cinta experimenta con algunas técnicas cinematográficas más famosas como la sobredimensión, el fundido lento y ciertas prácticas de montaje que se utilizarían con mucha frecuencia más adelante. Pese a la simplicidad de los efectos especiales, se considera el primer ejemplo de cine de ciencia ficción. Contiene muchos elementos característicos del género (una nave espacial, el descubrimiento de una frontera) y establece casi todas las convenciones.

La película se inicia con un congreso científico en el que el profesor Barbenfouillis (interpretado por el propio Méliès), intenta convencer a sus colegas que tomen parte de un  viaje para explorar la luna. Una vez aceptado el plan, se organiza la expedición y los cientifícos son enviados al satélite en una nave espacial. El vehículo en forma de misil aterriza en el ojo de la Luna, representada como un ser antropomórfico. Una vez en la superficie, los cientificos no tardan en encontrarse con los nativos hostiles, “los selenitas”, que les llevan ante su rey. Despues de descubrir que los enemigos desaparecen con facilidad en una nube de humo al tocarlos nada más que con un paragua, los franceses logran escapar y regresar a la Tierra. Caen en el mar y exploran los abismos, hasta que son rescatados y llegan a París convertidos en héroes.

Méliès, crea una película que merece un lugar entre los hitos de la historia mundial del cine. Pese a su aire surrealista, Viaje a la Luna es una cinta entretenida y innovadora, que combina los trucos del teatro con las infinitas posibilidades del medio cinematográfico. Méliès, es mago, más que un director, era un orquestador y también participó en la pelicula como guionista, actor, productor, escenógrafo, diseñador de vestuario y director de fotografía, además de crear unos efectos especiales que se consideraron espectaculares en su época. Cualquier espectador interesado en los orígenes de los canónes que influyeron mas adelante en todas la películas del género y deseoso de ver sus ejemplos mas famosos no puede pasar por alto esta primera película de ciencia ficción.

Geoges Méliès fue un mago… y por eso comprendió las posibilidades de la cámara del cine.

En un sentido más general, Viaje a la Luna tambien puede ser contemplada como una película que establece  una diferencia fundamental entre ficción cinematográfica y no ficción.

En un momento en el que cine trataba sobre la vida cotidiana (como en las cintas de los hermanos Lumière en las postrimerías del siglo XIX), Méliès fue capaz de ofrecer fantasía concebida como mero entretenimiento. Abrió las puertas a futuros artistas cinematográficos, expresando visualmente su cratividad de una forma insólita para la época.

Te dejamos la película para que disfrutes de los orígenes del cine.

Fuentes “1001 películas que hay que ver antes de morir” y “Biografía de un precursor del cine, George Méliès”.

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