La devaluación de la ética en la política

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El video protagonizado por María Soledad Gramajo volvió a poner a Salta en el podio de los escándalos.

A partir de lo sucedido se iniciaron una serie de justificaciones, disculpas,  despegues  y repudios provenientes de diferentes sectores del arco político provincial.

Repasemos. La actual concejal electa y ex jueza del Tribunal de Faltas Nº 5 del municipio de Salta, pidío disculpas a la sociedad, aunque manifestó que había intencionalidad política detrás de la filtración del video.

Al respecto Gramajo dijo que le “habían tendido una cama y que el Romerismo la persigue”, acusando a Aroldo Tonini, al cual  definió como “persona nefasta”, remarcando que “no es la primera vez que le toca contestar calumnias e injurias”.

En su defensa dijo: “Yo no sabía que me estaban filmando evidentemente fue una cama”.

Mientras el “Romerismo” analiza la expulsión de Gramajo de Unidos por Salta y el gobernador prefiere no opinar sobre “cuestiones que desconoce”, se sumaron los consejos de funcionarios para que Gramajo de un paso al costado y renuncie por la “actitud reprochable, gravísima y lamentable” de la que fue protagonista.

Aún en este contexto María Gramajo asegura que asumirá la banca el 3 de diciembre porque “fui electa por el voto popular,  agregando “yo trabajé por la gente y sé que soy una herramienta útil “, negando al mismo tiempo pertenecer al espacio político de Bettina Romero.

En este marco si hay algo para analizar es la singular relación entre dos concepciones: ética y política. Una relación que no deja de ser tensa y peligrosa, más aún cuando se percibe, en algunos políticos, un relativismo  cuando se trata  de la verdad, honradez y responsabilidad.

En consecuencia la coexistencia entre ambas concepciones no pude ser sostenida en este terreno.

Esto podría tener como motivo el objeto de la política:el poder que al penetrar en la dimensión de la ética, introduce una serie de distorsiones que buscan justificar, sin reflexiones profundas.

A todo esto la sociedad salteña se vé invadida por los casos de corrupción de funcionarios públicos a nivel local y nacional  y discursos que apelan a la unidad, el trabajo en equipo para un futuro mejor de los salteños.

Por consiguiente no deja de llamar la atención la singular relación que se establece entre ética y política como tampoco será extraño ver a Gramajo asumiendo como concejal y conformado un unibloque o reubicádose, luego de ciertos “acuerdos”, en un nuevo cargo, y en consecuencia,  legitimando una vez más, la impunidad para unos pocos lejos de una necesaria autocrítica personal.

 

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