La falta de acuerdo en lo que se pondrá en discusión es la principal diferencia entre ambos sectores; también el número de asistentes; la mira puesta en “la palabra” de Alberto Fernández.
Cuando falta apenas una semana para que se reúna la mesa nacional del Frente de Todos, la cuerda entre el kirchnerismo y el sector más cercano al presidente Alberto Fernández está cada vez más tirante. La principal diferencia sigue radicando en lo que cada uno espera que se trate allí. Mientras que desde las filas del mandatario insisten en que la cumbre será solo con fines electorales en el kirchnerismo creen que es indisociable de abordar temas de “gestión” y abren dudas sobre lo que puede terminar decidiéndose.
“Ni en pedo. Es un problema de ellos. Son mentes afiebradas que sueñan con cosas de pretender esmerilar al Presidente”, dijo el ministro Aníbal Fernández en declaraciones a CNN radio. Hombre cercano al mandatario y transformado en las últimas semanas, junto a Victoria Tolosa Paz, en dos de sus principales defensores públicos, se pronunció de ese modo coloquial ser consultado sobre si debía discutirse la gestión en la cita del próximo jueves en la sede del PJ.
La postura que Fernández hizo pública es la que emiten cerca del mandatario en privado. “Es una locura, dónde se vio una presidencia colegiada”, evaluó un funcionario cercano al jefe de Estado. Otros son más drásticos y en lugar de hablar de “presidencia colegiada”, hablan de una búsqueda de “colonización” o “intervención” de la administración. “Seguir insistiendo con tratar la gestión aleja la posibilidad de ordenar el tema electoral”, dicen. “Nos viven corriendo el arco permanentemente: primero querían la mesa, ahora que está quieren debatir gestión. Nunca nada les parece suficiente”, se queja otro funcionario.
“Hay que sacar al gobierno de la discusión”, es uno de los conceptos que se escuchan cerca de Fernández. Hay quienes opinan, como un alcalde del conurbano, que la mesa puede servir “porque si se hace bien correría la gestión de la campaña. Todo lo que está pasando con la política interna opaca la gestión, entonces hay que desmarcarla y dejar que se vea todo lo que hay, sin el ruido interno”.
Allí también hay coincidencia respecto del “costo” que tiene en la sociedad el impacto de la crisis interna. “Cuando hablas con la gente lo primero que te dice es la preocupación por el tema de la inflación, después de la inseguridad y cuando te quedas más te dicen: “déjense de joder con las peleas y hagan lo que tienen que hacer”, completan.
La postura del kirchnerismo
Como respuesta, las filas del kirchnerismo se muestran convencidos que discutir el plano electoral sin gestión, no sirve. “Lo principal es devolverle el poder adquisitivo a la gente. Eso es fundamental si queremos ser competitivo electoralmente. Son indisociables una cosa de la otra”, afirman. Y agregan: “Lo que se tiene que discutir en la mesa de Alberto es la mesa de los argentinos”, resumió un funcionario kirchnerista.
Otra de las críticas que se le hace a la mesa es el número de personas que se estima terminarán concurriendo. “Tiene que haber representantes de los principales espacios que componen el Frente, pero tampoco una barbaridad de gente porque ahí no se va a decidir nada”, evalúa un camporista, que más allá del número de convocados también mantiene su escepticismo sobre lo que puede terminar sucediendo
“Con Alberto es todo “ojalá””, resume en la misma línea un hombre del ala dura, pero con sede en territorio bonaerense que suma, en ese esquema, lo que consideran que también es uno de los signos que les complican las miras a futuro: “Él no se define, pero está en modo campaña, así es todo muy difícil”, completan.
A Fernández también le emiten facturas viejas, como el “tiempo que bancó a (Martín) Guzmán, que dejó todo cómo lo dejó”, dicen cerca del camporismo sin piedad. Desde allí también recalcan la “devaluación” de la palabra del mandatario a quien públicamente hoy lo defendió el ministro de Seguridad: “El Presidente viene llevando una gestión admirable. A lo mejor no mostrada adecuadamente, pero admirable”, dijo Aníbal Fernández.
Fuente: La Nación