Propone sustituir el sistema público con “vouchers”. No considera a la educación como un derecho, no quiere que esea obligatoria ni en la primaria.
El candidato presidencial por la Libertad Avanza, Javier Milei, propuso eliminar la obligatoriedad en el sistema educativo y modificar el sistema público para brindar ese derecho a partir de la entrega de “vouchers”, para que quienes quieran estudiar elijan si ir a una escuela pública o a una institución privada en un sistema de competencia entre ambos sistemas y entre cada una de las instituciones educativas.
“El Estado es un bicho que saca los recursos por la fuerza”, sostuvo Milei al hablar de la obligatorierad escolar y aseguró que se trata de “un problema de controlar a los seres humanos e imponer un patrón moral”.
Milei se manifestó en contra de sostener la obligatoriedad escolar durante una entrevista en radio Mitre. “¿La educación pública no tiene que ser obligatoria?”, preguntó la periodista. “¿Vos querés obligar a un ser humano a que haga algo? No les está yendo muy bien con la obligatoriedad porque la gente va dejando en el camino. El sistema de la obligación no funciona”, aseguró el candidato a presidente.
El debate surgió a partir del desarrollo por parte del candidato de la Libertad Avanza del cambio que propondría para el sistema educativo. “El sistema como está no funciona. Lo que yo digo es hay que cambiar el sistema. En el fondo, ¿qué es el Estado? El Estado es un seguro”, reflexionó Milei en su codificación de la realidad desde la perspectiva de mercado.
En ese sentido, y citando a su autor de cabecera Friedrich Hayek, Milei señaló que “la gente quiere el seguro (el Estado), quiere esos bienes, porque los está pagando a través de los impuestos. Entonces, ¿cómo hago para asegurarme que sea lo más parecido a la provisión que me daría el mercado? Lo que tenés que hacer es repartir vouchers”.
El candidato ultraliberal aseguró que “nadie se va a quedar fuera del sistema” e insistió en su idea, con una cita espontánea a Mauricio Macri: “Los recursos te los doy. Vos querés estudiar hoy y no tenés plata, ¿Qué hacés? Vas a una escuela pública?”. Pero confió en que con el sistema de “vouchers”, “la diferencia es no sos rehén del sistema de adoctrinamiento del Estado”, al poder elegir entre una institución pública o privada.
“En Estados Unidos tenés universidades públicas que cobran”, ejemplificó Milei, quien al inicio de la entrevista se apoyó en los resultados de las pruebas PISA para sostener que “la educación es un desatre”, pero olvidó citar el sistema público de nivel universitario, que tiene en la Universidad de Buenos Aires niveles de reconocimiento regional e iberoamericano.
“Tenés un voucher ahora si vos querés estudiar, estudiás, no es que no vas a tener la posibilidad”, concluyó su idea sobre el cambio de sistema educativo y abrió un debate sobre sostener o no la obligatoriedad. “Eso de andar poniendo pistolas en la cabeza a la gente para obligarla, a mí no me gusta”, definió Milei el derecho a la educación.
Cómo es el sistema de vouchers
El sistema de “vouchers o cupones” fue planteado por el monetarista Milton Friedman como una manera de suprimir esa “isla de socialismo en el mar del libre mercado”, haciendo referencia al sistema educativo norteamericano. La entrega de los “vouchers” y, por ende, de los fondos públicos, variaría en consonancia con la cantidad de alumnos. Esa herramienta incentivaría a los elencos directivos de las escuelas a competir entre ellas para captar más estudiantes. De acuerdo con esa visión, la competencia elevaría la calidad del servicio educativo.
Los defensores de esa mercantilización educativa resaltan la plena vigencia del derecho a elección del consumidor. En esa línea, Edwin West planteaba que “un voucher educacional financiado a través de los impuestos es un pago efectuado por el gobierno a una escuela elegida por el padre del niño”.
El sistema fue puesto en marcha en Chile por la dictadura de Pinochet, fanática de las propuestas de Fridman, pero los resultados del experimento chileno permiten cuestionar las supuestas ventajas de ese paradigma educativo. La reforma pinochetista intensificó la segregación cultural en perjuicio de los sectores más empobrecidos. La ampliación de la brecha de calidad entre las escuelas privadas y las municipales fue una de las tantas consecuencias tangibles.
Las devaluadas escuelas públicas quedaron como el único reducto para los estudiantes más vulnerables que no son “seleccionados” por los establecimientos privados.
Pablo Muñoz y Amaia Redondo señalan en Desigualdad y logro académico en Chile que “comenzó un masivo ingreso de escuelas privadas subvencionadas, cuya participación en el total de matrículas aumentó del 30 por ciento en 1986 al 48 por ciento en 2008”. Así la década del noventa fue testigo del cierre de 31 escuelas municipales. La contracara de ese proceso fue la creación de 523 nuevas escuelas particulares subvencionadas y 310 particulares pagas.
Las sucesivas revueltas estudiantiles que llevaron al actual gobierno en Chile son una muestra clara de adónde lleva el sistema.