La movida comercial toma cuerpo en el país vecino por la diferencia cambiaria; la mayor parte de la organización se logra por WhatsApp y Facebook.
“Tengo aceite, arroz, desodorante, detergente y más… de marca, y argentinos”. Son los “Che” de las ferias en Chile, en medio de la crisis económica argentina. Así los identifican a los mendocinos, sobre todo mujeres, que cruzan la Cordillera de los Andes para subsistir vendiendo mercadería que llevan de la provincia. De esta manera, el “efecto Mendoza” viaja sobre ruedas al vecino país y se instalan, algunos por el día, en barrios clave y en las puertas de supermercados. O, simplemente, llevan productos para los trasandinos que los contactaron previamente. De a poco, se va a armando una red comercial, que al menos seguirá funcionando hasta fin de año, con el recambio de gobierno, advierten los analistas, más allá de que en las próximas semanas se registrará una merma por las contingencias climáticas en la alta montaña.
En esto, las redes sociales funcionan como disparador para concretar las necesidades e intereses de chilenos y argentinos, dispuestos a participar del negocio, aunque sea ilegal. Así las cosas, en diálogo con LA NACIÓN, Verónica, una de las articuladoras de estas transacciones, cuenta en detalle cómo funciona la movida, con diferentes aristas y en diversos niveles. La mayor parte de la experiencia se cocina en grupos de WhatsApp y Facebook, donde acuerdan todo. De hecho, la joven asegura que todos ganan, ya que la diferencia por el cambio en dólar beneficia hasta cuatro veces a los trasandinos, por lo que hay margen para una buena rentabilidad. Los argentinos que venden en Chile suelen ofrecer los productos a mitad de precio. Por ejemplo, el litro y medio de aceite Natura lo comercializan a 2.500 pesos chilenos cuando en los almacenes trasandinos cuesta más de 5.000 pesos chilenos.
Vale recordar que una gran compra promedio de una familia trasandina en un comercio mayorista argentino supera los 120.000 pesos chilenos, lo que equivale a unos 60.000 pesos argentinos, los cuales al cambio del dólar blue representan 150 dólares. La misma compra en Chile superaría los 500 dólares, señalan los visitantes.
Plazas y ferias
“Armé el grupo para que la gente, de ambos países, se encuentre, frente a las necesidades que tiene”, señaló Verónica, aclarando que ya son más de 400 los participantes. Justamente, la contactan por lo siguiente: buscan mendocinos que viajen a Chile para pedirles que traigan mercadería de almacén; chilenos que viajan a Mendoza que hacen una compra muy grande y necesitan mendocinos para repartir mercadería en los autos, pagando combustible y gastos extras; mendocinos que llevan productos de almacén y viajan hasta Los Andes o Santiago y venden en las plazas, ferias y afuera de los supermercados.
“Es realmente mucha gente la que se va sumando, ya que en los dos grupos que estoy hay mucho movimiento. Aprovechan el viaje para llevar algún pedido, llevar alguna persona y también venden su mercadería. Y de paso, se traen ropa que consigan barata, ya sea para vender acá en Mendoza o para consumo propio”, explicó Verónica, quien reveló también su estrategia comercial. “Mi ejemplo, pero lo hago esporádicamente, es que necesito comprar ropa, “que es más barata en Chile”, entonces llevo mercadería o algún pedido para amortizar la nafta”, resumió. Es más, hay otro detalle curioso no menos importante. “Hay muchísima cantidad de mendocinos que piden que les vendan pesos chilenos; o sea al chileno no le hace falta ni cambiar su plata en su país o en casa de cambios, porque siempre tienen un argentino dispuesto a comprársela”, señaló la mujer.
Por caso, la televisión chilena viene contando este fenómeno comercial, que encuentra cada vez más eco entre los consumidores de ese país, aunque también genera resistencia de los comerciantes. Esta situación quedó reflejada en informes de Chilevisión y Canal 13 de Chile en el concurrido barrio Meiggs, en Santiago.
Fuente: La Nación